16/1/16

Enamorada

Juventud, divino tesoro. Paciencia, arma guerrera.
Respirando hondo. Tomando aire, cerrando los ojos, alzando los puños. Soltando el aire y volviendo a la normalidad.
Diana de todos, querida por nadie. Paciencia ante las risas y los rechazos. Amando el aire, buscando un destino.
Burlas llenas de cariño, llenas de ruido y sonidos. Llenas de risas alegres, contactos humanos y sentidos comunes.


Como espectadora, viendo pasar los años dentro de un mundo rústico, lejano, tópico. Real. Desde mi burbuja.
Niños, muchos, demasiados. Manchándolo todo, llenando el silecio de ruidos estridentes y molestos. Como tus inseguridades. Como tu lengua bañada en alcohol. Actuando libremente y sin pensar.
Mi corazón lleno de ira, aguantando con paciencia. Respirando a la espera del hogar. Mi hogar.


Sonriendo, feliz. De verdad, sin fingir. Sabiendo los contras de mi situación y disfrutando hasta el final de los pros. Sintiendo el amor, el cariño. Llevándolos hasta el final. Lanzando besos por todas partes.
Rechazados, ignorados, devueltos, aceptados, guardados en el corazón. Besos a quien quiero y como quiero. Amando a quien amo. Sacando todo lo bueno que siento y acallando sólo lo malo, justo antes de eliminarlo a través de la caja sin fondo. 

Queriendo tu voz y sus finales, tus ojos y su pasado, tus ojeras y sus llantos, vuestros pasos. Los pañales, la alopecia, el embarazo, la inseguridad, el despiste y las idas de olla llenas de desastre. La mezcla perfecta. Una salsa de vida. La mía.

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