Ojos claros con un oscuro profundo,
nadando sobre ellos sin ver el fondo.
Creyendo ser dueña de algo cristalino,
embaucada por frases que rompieron mis
motivos.
Olvidándome del olvido,
como de tantos detalles nimios.
Volviendo a la realidad, al presente.
Volviendo a tanto pasado estancado.
Subiendo montañas sin apenas aire.
Respirando de tu aliento, saliendo del
desencuentro.
Rozando la finalidad de todo esto,
de todo aquello, de aquellas. De
ninguna.
De mí.
Sin nada en las manos, vacías como
antaño.
Viendo en el gris oscuro del paso de los
años.
Mi finalidad. Mi encuentro con el ser.
Mis cuatro de la tarde con la única
diosa que originó todo esto.
Mis tres reyes magos. Mi felicidad en
mi antiguo dolor.
Pisando una nieve cálida que sin
avisar pasó a tempestad.
Yo, sin apenas pieles calientes,
enterrada por sorprendentes copos.
Del claro de tus ojos, al pozo oscuro,
del pozo rojo, al moreno amante.
Del amante, a mi soledad en compañía.
Sin letras que saborear, con mi
presente entre bambalinas.
Espejos alumbrados, mi rostro en él.
El verdadero.
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