14/8/20

Modo zen

No es vacío, pero tampoco esa plenitud. Escuchando a Eva, algo pasa porque vuelvo a mis principios. Viajando entre países, visitas pasajeras y un número impar.

Treinta y tres, la edad de la traición, el lugar de los desencuentros. El encierro me devolvió al número dieciséis y a sensaciones inesperadas, llenas de miedo, pero maravillosas. El problema es que de nuevo la única valiente soy yo, pero habiendo aprendido y escuchando la voz de la experiencia que antaño fue dolor, dejé correr el Agua.

Pero lo echo de menos y volver a cuando te vi para retomar desde donde lo dejé no sirvió de nada. Seguía allí, en ese sitio y en ese momento, pero el destino y las ganas seguían señalándote a ti, tan lejos, tan desaparecida, tan nada y yo con ganas de que seas algo.

Pero mi lucha contra tus miedos es igual que mi lucha contra tu silencio. Una lucha perdida en la que camino mirándote sin ver esperando tu redención. Queriendo convencerme de que no vas a volver para que el golpe no duela tanto cuando no vuelvas.

No me bastó con superar los míos, sino que los tuyos también me condenan. Miedos. Rabia que pierde fuerza hasta encontrarse con un silencio que invita a meditar. Invita a activar el modo zen.

23/7/20

Por una vez

Cuando de hablar de sentimientos se trata, lo fácil y normal no entra en mis planes destinados. Pero por una vez, la normalidad podría llegar con historias aburridas sobre chica conoce a chica.
Mi mejor amiga, la que me destruyó en vida. Latinas de primera noche, con locuras transitorias y cartas de despedida llenas de deseo.
Y ahora tú. Y yo, pagando los platos rotos de quien no tuvo que pasar. Muros de Berlín inquebrantables ante serpientes y cobras que desgastan mi tiempo para unas charlas.

Ojalá alguien en el lugar y en el momento.
Quizás yo no valga y mi amor nadie sepa aceptarlo.
Quizás, sólo quizás.

23/5/20

La goma de escribir

Hija de puta embustera.
¿Cómo se puede ser tan hipócrita? ¿Cómo puedes defender la bondad siguiendo a un Dios inexistente para faltar a tantos mandamientos a la vez? Nacer a la vida eterna. Eso te vendría bien. Desaparecer para no tener que ver esa repugnante cara llena de tantísima falsedad y de tanta traición.

Falsa, embustera, hipócrita.

No mereces nada, ni mis insultos. Mereces un silencio eterno que te pudra ese interior tan podrido que tienes. Destrucción absoluta es lo que dejas. No quedan ladrillos rotos que montar. No queda un mal tejado por el que volver a empezar. No queda nada. Nada dejaste con tu egoísmo y tu falta de criterio humano.

Rézale a tu Dios, él te perdonará con un par de rosarios y quedarás calmada. Quedarás libre de conciencia y tu dolor, si es que existe, tu sentimiento, si es que entiendes, desaparecerán con un par de lecturas a un libro sagrado que sólo juega con la necesidad humana de creer que hay algún sentido en todo esto.

Yo en cambio, necesitaré un viaje confinado sin hora de salida ni destino. Sólo esperando a que llegue una nueva mañana con pan brioche para desayunar.

22/5/20

Otro recuerdo manchado

¿Y ahora qué?
La vida es hermosa. La edad adulta llega, plena de trabajo, amor y pasión. Dando pasos y madurando en cada proyecto, en todos ellos. La cosa iba bien. Encontrando el punto clave para ser feliz. Una felicidad simple, aventurera, rodeada de gente buena, gente que me quiere. Compartiendo tiempo de calidad sin más sombra que la de problemas diarios y vitales, aquellos que no te quitan el sueño.

Te encierran y frenan tus pasos. Sólo un parón dijeron. Y de repente esto.

Otra noche sin poder dormir, otra mañana llorando, otra confianza rota por tantas preferencias estúpidas y llenas de repugnante bondad. Tu Dios ha muerto y ojalá nunca hubieras visitado Lanzarote. Ojalá nunca hubiera abierto mi boca ante un Dios que me condenó mucho antes de que yo supiera lo que era.

Embustera. Construyendo palabras y gestos por conveniencia. Aprovechando cada ápice de mi confianza por un sentimiento efímero y sin base sostenible.

Muerta o viva, me das igual. Pero no aparezcas más. Por tu sentir estoy aquí de nuevo. Llorando, rota, sin saber aún la pérdida. Sobre este hilo rojo haciendo equilibrio y sin saber hacia dónde tirar.

Ojalá nunca, nunca, nunca hubieras cruzado tu camino con el mío. Ojalá tu Dios hubiera dejado de ser el mío después de condenarme por venir al mundo.

Ojalá aprenda y deje de confiar en las buenas personas.

15/3/20

Habichuelas mágicas

Y ahí estás. Y ahí sigues.
De nuevo esta cabeza pensando y sin poder despejarse. No hay dolor, pero ahí sigues. No sé dónde estarás ni con quién. Pero sigues dentro de esta maldita cabeza.
Escribo para ver si así te vas. Irte para siempre. Pasó un año y todo seguía igual. Aquí dentro algo muerto volvió a la vida y con fuerzas y ganas.
Jamás he sido tan feliz, pero ahí sigues. Y no consigo sacarte por más que lo intento. He borrado todo, hasta tu rostro. Mi mente no consigue recordarte con nitidez, pero mi cabeza no te deja ir y no lo entiendo. Días, semanas, meses y años, porque ya han pasado años desde ese primer beso.

Desde ese incomprensible como el de ahora, cuerpos sin operaciones definidas, pero con una distancia con un único punto fijo. Yo.