Mi juventud perdida con demasiados años en el alma
y sin una llave para abrir mis puertas.
El paraíso perdido, la felicidad que desgarra.
Yo busco mis deseos, pero es el miedo quien me agarra.
Hoy no me siento brillar, el sol oscurece mis lágrimas.
El corazón de las estrellas, estrellas que brillan, no como la mía
que se apagó por pereza.
Mi corazón no entiende de penas, no entiende de ganas,
ni entiende de prisas, sólo entiende de letras.
Pero mi cuerpo, mi sangre y mis penas me dicen levántate
porque las cosas se están poniendo feas.
...
Que van tocando palmas y se va llenando de flores.
Las etiquetas se marchan. Yo les pongo sonidos, les pongo sentido y a tus fantasmas que se los lleve el demonio. Que yo por ti, no sigo.