Una cosa simple. Eso dicen algunos. Y
los creo. Es fácil, pero decidimos complicarlo. Bueno, mejor dicho,
decidís complicarlo.
He llegado al punto de entender que la
necesidad de sacarlo todo ha sido creada por aquellos que se sienten
solos. La necesidad de guardarlo, por aquellos que quieren atención.
Por aquellos que necesitan creer que alguien va tras sus pasos.
Mil vueltas ha dado mi vida. He
terminado cansada de todo, porque intentar comprender lo
incomprensible quema a cualquiera.
Una amistad rota que salió tal y como
entró, de casualidad y sin preferencias. Una niña aferrada a una
locura que vivir y llevándose con ella parte de aquello que nunca
volveré a dar. Robando besos secretos sentenciados a pena de muerte.
Un drama de juegos y vicios que huyó de mí en cuanto tuvo excusa,
ocultándose bajo mentiras y te quieros emborrachados.
Mi primera
vez, un amor que nunca creí llegar a experimentar, pero que,
ciegamente, me fue llevando hasta una luna llena que siempre recordaré. Con todo y a pesar de la grosería que apenas nos dejó unos minutos a solas. El
flechazo, el de verdad. El platonismo en toda regla y mi amor por la
realidad, no por motivaciones ficticias ni desesperanza vacía. La
alegría de vivir. Y el tiempo ante la única normalidad que el
destino ha decidido colocarme. Para variar, mi suerte siempre está
cerca.
El repaso de una vida que hoy me hace
reír. Tras meses de estancamiento positivo, ante la soledad, ante
los nuevos objetivos, ante los silencios acomodados. Ante el recuerdo
de mis grandes errores agolpados en una estantería vieja de madera.
Ante el hecho de que tu tinta ha
acabado junto al poco polvo que acumulan los juegos sucios del
pasado. Porque querida, en tu caja cabe de todo y como siempre, todo
lo que hay dentro se autoclasifica en errores de los que aprender.
Y ahora aquí estoy yo. Sonriendo,
feliz sin esfuerzo. Porque me arreglo sin desgana, queriendo
impresionar. Porque cada vez que veo el reflejo de tus ojos, sé que
eres mi camino. Sé que eres lo que quiero y lo que en un futuro
tendré. Sé que me sacarás a bailar, que me llevarás de conciertos
y musicales. Que me perderé entre tus sábanas y que tu sonrisa me elevará
al mismo cielo.
Porque la suerte no la elegimos, pero
sí la hora a la que despertarnos, sigamos o no soñando.
Esto
es una locura, bendita locura que me hace renacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario