28/9/15

Es el momento

Una pregunta inocente, absurda y medio retórica. Esos lazos finales, ese abrazo entre risas. La felicidad de un resultado trabajado, desde la naturalidad. Contactos relajados y caricias guiadas. Mi nuevo mundo al fin descubierto. Cuánta felicidad encontrada.

Horas que pasaron sin pasar, con mi torpeza y mis pies prematuros. Fallos aceptados, rectificando con ayuda. Increíble. Porque he llegado a mi meta. A donde podía llegar, porque el camino era claro, sólo tenía que avanzar.
Y es que las cosas acaban en su lugar, porque adoro dónde he llegado. Que me saques a bailar, no es sino el reflejo de que las cosas encuentran su lugar. De que el cariño y el amor individual, llevan las cosas, de manera natural, a donde deben estar. 

Mi felicidad se redujo a eso. A saber que conseguí lo que labré con esfuerzo y valentía. Un piropo, una sonrisa, una invasión, un roce de dedos, de cuerpos. Una danza que bombea al unísono los latidos de artistas y principiantes. Un abrazo y unas palabras de apoyo.

Tanto aprendido, tanto superado, tantas horas y tantas ganas de repetir. Sin distinción de edad, sin distinción de sexo, sin distinción de orígenes.
Un grupo de verdad y nuevos objetivos marcados.

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