Y
aquí el fin de algo que no empezó. Mi desconfianza innata me
impidió llorar por aquello que no merecía mis lágrimas. Aprendido
ya mi primer error. Aquel que antaño me hizo pensar en un futuro
imposible. Un futuro convertido en presente. En un beso que significó
tanto y que ya no significa nada.
Soñé
con mi oportunidad. La oportunidad de romper relaciones, de buscar la
ruina de una familia tan solo por creerme feliz. La
oportunidad llegó tarde, llegó sin nada para traerme. Tus caicias
me hicieron dormir entre mundos ajenos a mí. Mundos que deseaban mi
compañía. Mundos que rechacé, o que me hicieron rechazar. Ya no lo
sé.
Pero
esos besos, esa pregunta...Se quedaron ahí. Mi elección fue dormir.
Entre tus brazos dormir.
Nada se rompió. Solo la imposibilidad de mirarme a la cara. Como en otras tantas ocasiones, como en otros tantos nuevos extraños para mí.
Al fin. El no sentir sirvió de algo. El no forzado. El cambio de opinión, la certeza de que el barranco llegaría. Decidiendo bajarlo poco a poco, por mí misma, escalón a escalón.
La caída, solo un rasguño más en mis rodillas. Apenas una pequeña molestia para volver a levantarme. Volver a seguir.
Nada se rompió. Solo la imposibilidad de mirarme a la cara. Como en otras tantas ocasiones, como en otros tantos nuevos extraños para mí.
Al fin. El no sentir sirvió de algo. El no forzado. El cambio de opinión, la certeza de que el barranco llegaría. Decidiendo bajarlo poco a poco, por mí misma, escalón a escalón.
La caída, solo un rasguño más en mis rodillas. Apenas una pequeña molestia para volver a levantarme. Volver a seguir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario