23/5/15

Sin alas, volar

No hay nada como estar en el sitio adecuado y en el momento equivocado.
Mi insistencia perdura. Ya dejé atrás esa niña tremendista. La derrotada por todos, la que acumulaba rabietas y se abandonaba entre las brasas de aquel viejo respiradero.
Luchar contra lo difícil. Ese es mi sino.

Y sonrío. Sonrío de verdad. Sin forzar una mueca. Es absurdo y contradictorio porque el dolor de mis errores parece ser algo irreparable. Pero verte bien. Es parte de mis sonrisas sin motivo. 
Pequeños detalles que me hacen sonreír. Aunque de nuevo haya sido otra la que te ha devuelto la sonrisa sincera. Las ganas. La libertad de no tener las manos atadas.

Yo sigo en pie, alegre de tenerte a mi lado, feliz de ser algo. Alguien. 
Con las mismas ganas que antes, puede que incluso más. E insistiendo en no dejarte marchar. Insistiendo en ser lo que ambas queramos. Tengo claro lo que vivo. Tengo claro lo que siento. Tengo claras mis promesas y tengo claras sus condiciones. Y es que eso de coger el amor por donde quema no es solo experiencia.

Quémate, ahora tú que puedes. No condenes tu presente por tu pasado. Cometer el mismo error es confiar de nuevo en la misma persona durante años. Pero si te equivocas ahora, será un error distinto.

¿Y sabes lo mejor? Quizá no te equivoques. Es entonces cuando todo lo anterior habrá valido la pena. Cuando el miedo que decidiste superar no sea más que polvo en el viento.
Y si te equivocas, es entonces cuando estaré a tu lado para decirte que hay alguien esperando. Que hay alguien que subirá contigo con los mismos miedos de caer.

Porque mis promesas no son vanas, porque mi amor no es sólo un juego, porque mis te quiero no son solo letras.
Si mis ganas y mis luchas no pueden con una muñeca, al menos que sea otra la que te lleve a tu cielo. Pero deja los miedos atrás, que vivimos en una carrera de obstáculos y éste es sólo uno más.

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