Imaginé todo. De mil formas y colores.
De mis maneras, imposibles y poco probables. Creí en un futuro lleno
de cuentos de hadas, de historias rocambolescas, de mentiras que ni
siquiera yo creía.
Ahora sé dónde estoy. No entiendo mi realidad, pero la afrontaré con ojos abiertos. Cansada de miradas de desaprobación y frases incrédulas. Me he levantado. Ahora sí.
Ahora sé dónde estoy. No entiendo mi realidad, pero la afrontaré con ojos abiertos. Cansada de miradas de desaprobación y frases incrédulas. Me he levantado. Ahora sí.
Con la vida, con la muerte. Con mis lágrimas y mis sonrisas. Con mis errores irreparables, mis elecciones sin vuelta atrás. Con mis aciertos, con mis triunfos. Con todo ello. Aquí y ahora.
Con mis piernas camino, sin mirar
atrás. Mis caídas, mis saltos, mi genética. Todo queda atrás.
Ahora soy quien soy. Quien quiero ser. Con un descontrol inevitable y
un desorden en el ambiente.
Con mi desastre. Yo. El desastre. El
que a veces controlo y el que ahora, con el coraje y la valentía que
el pasado me impidió ver, me levanto.
Me levanto, decidida, superando el
siguiente bordillo. Caminando día a día. Construyendo, aguantando
los ladrillos.
Y es que imaginé tantas cosas, que me perdí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario