Tengo un miedo tremendo cada vez que lo pienso. Cada vez que te pienso. Miedo a equivocarme, miedo a no saber qué hacer.
Pero el miedo desaparece al imaginarte a mi lado, abrazándome. Te imagino con ropa y sin ella, surcando cada esquina de tu cuerpo, cada mar bravío. Besando cada recóndita isla escondida entre cicatrices, entre montañas heladas.
Imagino mis manos recorriendo tus curvas. Mareándome y encontrándome en tu boca. Ansío tus labios, como el sediento al agua. Ansío tu cuerpo, tu ser entero. Ansío una noche en la que perderme. A solas, contigo, en la oscuridad de unas sábanas.
Perderme para no encontrarme y que la realidad quede en el mañana.
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