21/9/14

Roturas

Sentada. Sobre una toalla y mirando al horizonte. El mar se extiende ante mis ojos. Las olas vienen y van, de forma tranquila y pausada. Disfrutando al máximo el tacto de la arena contra la espuma. A la derecha, el sol ocultándose entre edificios históricos. Monumentos que antaño un grupo de hombres levantaron con fuerza y sudor. Trabajando en equipo para lograr algo grande. Una majestuosidad elevada que año tras año vienen a visitar.
Más allá, entre las montañas puede verse un pico nevado. La luna llena lucha por alumbrar la noche, contra el sol que ahora se esconde a descansar.
Pero son las velas las que sin previo aviso compiten por alumbrar. Dibujando un firmamento en el suelo. Con formas hermosas que tiernamente inspiran a los pintores. Sus pinceles recrean la escena. Unos enamorados se besan entre el gentío. Ahí están. El leve contacto de unos dedos sobre la mejilla. Los ojos clavados, unos en los otros, como si una fuerza sobrehumana les impidiera apartarse. Se miran, sonríen, son felices.

Desde mi toalla abro los ojos y todo desaparece. Vuelvo a estar en la playa. Tras de mí, vidas elegantes y autodestructivas. Yo aquí. Concluyo. Hace falta reciclarse.

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