20/9/14

El cero a la derecha

Es todo tan personal e irascible. Como recuerdos que apedrean el alma. Como pasos que desean huir. Al fin he vuelto a tomar el mando. Mi incomprensión tan determinada. Gorriones volando, como los colombos. Canciones de trueno chocando contra el suelo. Martilleando el inframundo con ansias de escapar.

No tengo manera. No sé qué es esto. Una elección que se hace fuerte. Que me confunde, que me arrastra río abajo. Soñando. No sé con qué. Con lo que quiero o deseo. Un motivo para llegar a donde quiero. A algo que estoy buscando. Fuera de todo. De mentiras, inseguridades y desconfianza desatada por Dios sabe qué.
Sin avisos ni palabras. Solo con sangre derramada. La mía y la tuya. Tan oscura que apenas pude ver hasta hace poco. Destinatarios que vuelan como mis palabras. Como mis opiniones tan indeseables.
Recuerdo un blanco lleno de nada. Un trueno efímero y palabras que no dicen nada, pero lo esconden todo. Te esconden a ti. A tu caída hacia el abismo del que nadie te puede salvar.

No quiero más. Solo necesito sacarlo todo. Escupir la verdad sin remordimientos. Dejarme de problemas e incomodidades recientes. Quiero un directo, una llama de felicidad entre voces que se clavan dentro de mí. Como tu ausencia, la de tus besos, la de tus miradas. Y las que no son miradas. Una lucha interna entre el pasado y el futuro. El que insiste en quedarse y el que lucha por llegar.

El miedo de los celos, los que se gritan a pleno pulmón, pero en silencio. Los que me imagino. Celos del tiempo que pasa por delante tuya cada segundo. Que escucha tu voz y te ve sonreír. Que te tiene siempre, de día y de noche. Entre brisas escondidas y sábanas sin palabras.
Rechazos comprometidos que ambas partes disfrutan. Luchando en un tira y afloja que forja el camino de las huellas. Las que se quedan, como una estela en el cemento.

Ceguera forzada, sin sentido ni fin. Se recupera con facilidad. Hablando. Preguntando a medias y entre conversaciones perdidas. 
Hace falta un guión. Como los de antes. Como las historias infantiles y las ganas de llamar la atención. Su atención. La atención maternal tan enamoradiza entre quejidos sufridos en silencio. Consumidos por el humo de los cigarrillos. Las mentiras o tergiversaciones de cada extremo que se completa. Aquí en silencio y allí sin faltar. Hablando con la verdad una vez al año y sin preguntas ni conclusiones a inventar.
Reclamos de años y años que nunca volverán. Se fue el sufrimiento, pero también la calidez excluída que solo teníamos. Se fue el comentario de un ignorante y se fue la ignorancia de ese comentario.

Fuego. El que me quema, el que me abrasa. El que se refleja en tus ojos con una sonrisa maliciosa. La mirada asustadiza que lucha por comprender ante una necesidad primitiva de sobrevivir. 
Mis recuerdos y mi presente, que me enseñan de nuevo que los casos límites existen dentro de la condición humana y no de la educación militar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario