2/9/14

Cada uno a su tema

No podría criticar. Sería como tirar una piedra y decir que estoy libre de pecado. Y no critico solo me siento impotente. Son como el perro del hortelano. Ni viven, ni dejan vivir.
La autodestrucción, la autocompasión, al dejadez, el tremendismo, las insistentes ganas que tienen todos por ser infelices. No soy quién para exigir lo contrario, son ellos los que deciden. ¿Pero tan difícil es dejar a los demás serlo?

Tu apatía por vivir. Tu fatiga tras tantos años viviendo y quejándote de cada segundo respirado. No entiendes que tu cara llena de resoplos y tu autocompasión por cada plato roto hacen mella en los demás. Tus quejidos y lamentos despiertan del sueño a cualquiera, incluso a los que sueñan con los ojos bien abiertos. Y luego hablamos de egoísmos.

Tus risas pasotas que solo hacen empeorar tu situación. Dejas los días pasar. Segundo a segundo te quedas atrás, sin un futuro, sin dinero ni salud de los que poder tirar. Y te da igual. ¿Cómo puede darte igual? ¿Cómo puedes reírte cada vez que el mundo entero se echa encima de ti para que puedas despertar? 
Día a día tu salud ha ido a peor. Los kilos han ido aumentando y tú te ríes. Te ríes. Y te seguirás riendo hasta que el exceso de masa corporal te impida hacerlo, como el hecho de correr o incluso andar. 
Ni siquiera utilizas el tiempo para trabarjar, para buscar un futuro. Porque el futuro parece que ya lo has elegido. Lo sabemos y tus padres también. Lo más triste es que ellos ya han aceptado tu presencia hasta el final y no hacen nada por echarte para que busques tus habichuelas. Y luego hablamos de padres.

Impotencia es poco. Ver cómo alguien se autodestruye poco a poco. Se quita la vida, los segundos, las risas. Ver cómo alguien deja de ser feliz porque sí. 
Al principio me sentía la persona más culpable del universo. ¿Fue mi culpa? ¿No lo fue? Quien sabe...
Quizá esos meses sí, pero me he estado martirizando creyendo que fui la detonante de tu insistentes ganas de deshacerte del cuerpo. Hasta ahora. La opinión tan desesperanzada me hace ver que el problema viene de atrás. Y nadie se preocupa por buscar otras salidas. Odio que la rendición haya llegado de forma tan prematura. Porque varias opciones no sirvieron, las nuevas tampoco. Y es que llegados a este punto sé que no puedo hacer más. Mi influencia no llega a ser una mínima parte de la que te deja sentada, frente al televisor, llorando por dentro por ser como eres.
Yo no me rindo, solo sé que esta última decisión me ha dejado sin opciones para ayudar. La impotencia es lo único que me queda y unas ganas terribles de acabar con todo aquel que se rinde sin luchar. Y luego hablamos de derrotas.

Creo que debería dar las gracias. Sí. Doy las gracias por todas esas personas que me recuerdan a diario que la vida es un sinsentido y que no merece la pena vivir para nada. Gracias por los que apenados me recuerdan que la vida es solo sufrir sin balances de un karma escondido. Gracias a ellos porque la vida de por sí no me lo recuerda. Mis fallos, mis equivocaciones, mis decisiones, mi suerte. Todas esas cosas no son lo suficientemente intensas para que vengas tú, con tu tremendismo razonado y me recuerdes que nada de esto sirve.
Sería una ignorante si no lo supiera. Claro que la vida no tiene sentido. Claro que la vida es una espiral constante de dolor con pequeñeces divinas que nos hacen felices pero que no compensan nada de lo que ocurre. Lo sé. Y no por ello dejo de luchar. No por ello dejo de sonreír ante cualquier puesta de sol o ante un te quiero escapado. No por ser consciente de que nada de lo que haga valdrá la pena ni será valorado soy la que al contrario que Sísifo, me rindo tumbada al pie de la montaña esperando que llegue el día de mi muerte.
Somos algunos los que vemos que nada sirve, pero pocos los que seguimos luchando ante una guerra perdida por el simple hecho de aprovechar los segundos que alguien, en algún lugar de este mundo nos regaló sin preguntar.
Al menos si te rindes, deja de lloriquearme y lanzar berridos al aire, que hay gente que de verdad necesita las lágrimas y se las guarda para dosificarlas en los meses restantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario