5/8/14

Monstruo de ojos verdes

Y ya está. Y me cabrea. Me cabrea el hecho de que me cabrea. ¿Por qué me cabreo? ¿Por qué narices me cabreo?

Parece un puñetero triángulo amoroso entre personas que ni se hablan. Parezco una imbécil imaginando triángulos cuando ni siguiera hay una recta que divisar. Ni siquiera hay un diminuto segmento en el horizonte. No queda nada. Pero ves una foto, ves una petición y tu mundo se vuelve a desmoronar. Vuelves a sentir esa irritación por lo que perdiste, por lo que dejaste ir.
Si quieres ver, invita. Es así de claro, pero sigues buscando y descubres el verdadero motivo de esta situación. La persona que sustituyó ese espacio apenas visible en el que te encontrabas tú.
Este vaivén de pensamientos, esta indecisión, este estúpido recuerdo que se ha atrevido a irrumpir de nuevo. 

Con lo clara que son las cosas y el miedo que tengo a saludar. Miedo a tomar un café y cerrar las cosas. Cerrar los problemas de una vez, ser adultos y poder mirar a la cara. Aunque sea durante más de un segundo.
Desearía ser capaz de dejar todo a un lado, dejar el resto del mundo a parte y hablar contigo, cara a cara, decirte que te quiero y que te echo de menos. Desearía ser capaz de terminar con un abrazo, de despedirme y dejarte volver a tu mundo. Desearía simplemente tener la oportunidad de decir adiós; porque lo necesito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario