28/8/14

Entre locuras andamos

Llevo todo el día esperando este momento. Las palabras han ido cambiando en mi cabeza pero el sentido sigue siendo el mismo. Andando y andando. En medio de la calle, en medio de la nada. Escuchando mis pensamientos mientras la música me relajaba. Me han entrado ganas de romper el móvil contra el suelo. Me han entrado ganas de llorar. Me han entrado ganas de buscarte.

Se supone que la decisión está tomada. Ya he elegido. El problema es que no sé cómo seguir. Esto es nuevo para mí. No sé qué hacer ni cómo actuar. No sé cómo avanzar. Buscaba algo. Al fin dejé de lado lo que tiraba de mí por ti. Quise estar contigo aunque eso me alejara de la compañía que antes anhelaba. Me dio igual el resto. Te quería a ti. Estuve esperando impaciente esa llamada durante horas. Mirando el móvil como una tonta. Hasta que llegó.
Esperé impaciente tu respuesta. Me indigné y la tonalidad tierna se escuchó a unos pasos. De nuevo sonreí. De nuevo te me adelantaste y de nuevo quise más tiempo. Llegué sonriendo y así seguí hasta que el mundo se volvió a reír de mí.

Me encantó de nuevo y quise más, pero no de esa manera. Quise algo nuevo, un gesto, una caricia, un beso. Pero no hubo beso. Mejor dicho, no hubo ese beso. ¿En qué cabeza cabe tal pueril destino?
Mi rechazo continuo, mi indecisión infundada. Mis enormes deseos de cambiarme de lugar y mi voz interna martilleándome sin descanso.
Llegó el momento y me tocó. Lo había estado esperando durante mucho tiempo y a la vez quería evitarlo. ¿Por qué? Por el simple hecho de que todo lo anterior no podía compararse al ahora. Al momento, al leve tacto entre nosotras que me llevó a las puertas de algo que nunca antes había sentido. 

Palabras que no quiero explicar por el enfado que siento ante algo que ya no quiero. Algo que insiste en reírse de mí. Algo que no se da cuenta de que prefiero mil veces un helado a otra mirada perdida.

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