18/5/14

Te toca levantarlas

Errores. Son subjetivos e imparciales. No sé por qué decidí hacerlo, me arrepiento tanto. 
Cierro los ojos, bajo la cabeza y suspiro. Siento vergüenza. Me siento desnuda y mareada.
Pero volvería hacerlo. Todo tal y como ha sucedido. Volvería a repetirlo. Volvería a beber. Volvería a confirmar esos deseos. Me encantaría volver a sentir esa risa, esos empujones, esa mano, esa mirada celosa y desconfiada.
Esos labios sin interés ni tacto. Ni siquiera los recuerdo. Solo recuerdo esos pasos apresurados alejándose de mí. De mi impulso.
Desearía volver ahí, a las confesiones, a las respuestas innecesarias y sorprendentes. A mis equivocaciones insosprechadas. 
Volvería ahí, a obligarte a seguir, a decirte "shh", sabiendo que esa respuesta significaba mi afirmación ante una pregunta tan directa. Sabiendo que mis deseos de poseerte quedaban evidenciados delante de tanta gente. Incluído él. Pero volvería hacerlo, aunque me pesara su mirada para los restos, volvería a hacerlo.

La pregunta ahora es, ¿cómo volver? ¿Cómo mirar? ¿Cómo actuar?
Dejando de lado los problemas ajenos, haciendo uso del egoísmo. Me sentí bien. Arrepentida y avergonzada, pero bien. Cosas que no deberían haber sucedido porque no significan nada, pero que sucedieron y no se llevaron mi mundo. 
Me olvidé de contestar, de llamar o preguntar. Me olvidé de tus problemas y fui feliz. Pero volviste, me hablaste, me contaste y me lloraste. Una mano te arrancó de mi lado y no me dejó ayudarte. Me olvidé de que existías, de que existían tus problemas y de que tu muerte es tan dulce como la mía. Pero mi cabeza más ordenada que la tuya. 
El problema empezó a florecer y ese mismo problema sacó una mano, me alargó un plato y me apartó de tu lado justo en el momento en el que creí empezar a ayudarte de verdad. Justo en el momento en el que creí que empezabas a ver lo que ocurría. Y me quedé parada, te dejé ir por no tener más fuerza que una pareja.

No puedo más. No puedo más con tanta sutileza y tanto secretismo. Con tanto misterio y con tantos segundos que se lleva este desconocimiento. Quiero entender qué pasa. Quiero saber qué es lo que hay entre nosotras. Me encanta tenerte día a día, a mi lado, con tus sonrisas y estupideces. Con mis ganas de volver a verte al día siguiente. Pero ya está bien, necesito saber qué sientes, porque yo necesito saber cómo actuar. Me encantas. Tu manera de ser y tu presencia. La amistad es hermosa y no quiero destrozarla con un falso enamoramiento, porque lo mío no es enamoramiento, pero sé que es algo más. Te deseo. Ayer te deseaba y hoy también. Y no creo que mañana cambie de parecer.
Solo aclárame las cosas para seguir insistiendo o para elegir otro camino y otras opciones. Porque necesito alguien con quien compartir más que palabras. 

Y tú eres mi primera y única opción ahora, después de ese beso que no sé si recuerdas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario