Y me empieza a cabrear que te escondas en tu sombra, que no
hables ni pidas ayuda. Me cabrea que no te dejes ayudar y que no escuches la
realidad. Estoy harta de sufrir por tus inseguridades cuando la que debería
estar rajándose soy yo. No puedo más. No puedo más contigo, con tus palabras,
con tus historias inventadas.
Hubo un tiempo en el que la respuesta a esa pregunta era la
que se esperaba, pero llegó tarde y solo pudo sorprenderme la lentitud con la
que el mundo observa mis sentimientos. Me dejó algo confusa y exaltada, pero
tiempo atrás me habría dejado muda.
Con esto solo quiero que sepas que ahora todo es diferente
aunque ni tú, ni ella, ni el mundo sepáis por lo que pasé. De hecho ahora estoy
en algo similar, pero más profundo e intenso. Con esto me refiero, evidentemente,
a que es más doloroso.
Pero eso da igual. Todo da igual. Menos tu puñetera
cabezonería. Tienes un problema y como sigas evitándolo llegará un día en el
que te sentaré para gritarte a la cara que debes vivir para ser persona. Diré
cosas que te dolerán, pero lo más triste es que te diré cosas que pienso. Y lo
que ahora mismo pienso es que no comprendes qué es lo que se te viene encima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario