30/3/14

Errores

Todo esto cada vez tiene menos solución. Cada día se pone más complicado y los atajos van desapareciendo. Solo quiero esa salida. La puerta abierta con luz cegadora.
Si tuviera una única oportunidad, un segundo de posibilidad para conseguirlo. Solo pido un segundo. ¿Qué es un segundo comparado con veinte años?
La jaqueca y mi sonrisa son cómplices de este infierno. Es increíble la indiferencia que he aprendido a demostrar. Ya nada me importa. Me cogen, me tiran, me insultan y me desprecian. Y mi cara sigue siendo la misma. He aprendido a utilizar esa única cara, la de la inexpresividad. Con ella el mundo no sabe lo que ocurre dentro de mí y con ella la indiferencia y la desgana se están apoderando de mi alma. 
Estoy empezando a dejar de sentir. El dolor ya no es dolor. Se convierte en rabia y esa rabia se acumula en mis entrañas. Esa rabia se despojará de mí el día que pueda continuar por esa puerta.
La rabia desaparecerá, me romperá por fuera o por dentro tarde o tempano. O simplemente se irá, porque habré dejado de ser persona para aceptar mi cometido de intermediaria. Terminaré siendo una extranjera.

Sí. Creo que eso es exactamente lo que me espera. Lo que soy. Para lo que he nacido.
Aprenderé a ser una extranjera mientras la puerta siga fuera de mi alcance.

No hay comentarios:

Publicar un comentario