7/12/13

Hoy me paré

Hoy me paré a pensar un momento y tardé unos segundos hasta darme cuenta de que estaba sonriendo. No era una de esas comunes sonrisas irónicas. Era una sonrisa de verdad.
Me he dado cuenta de que los sentimientos vienen y van. Y eso no se puede evitar, pero aún así, con mi mala suerte, empecé a sonreír. Empecé a sonreír porque no tengo tiempo para las cosas importantes. No tengo tiempo para mis amigos, no tengo tiempo para la música y ya no hablemos del amor.
Y sonreí porque pese a no tener tiempo, las cosas importantes están. No desaparecen. Siguen ahí.
Este año, posiblemente sea uno de los más duros de mi vida en cuestión de horarios. Pero a su vez, este año ha sido el primer año en el que he sentido la música desde primer plano, mirando al público. Este año ha sido el primero en el que he sido yo misma y en el que mis amigos han sido ellos mismos, y eso no lo cambio por nada. Y este año ha sido el primero en el que me he dado cuenta de que quizás el amor se merezca una oportunidad y deba arriesgarme.

Hoy me paré a pensar y sonreí. Los momentos de plena comodidad se han reducido. Los ambientes que me veo obligada a frecuentar no son coherentes a mis ideales. Pero yo sonrío. Yo me paro a pensar y sonrío. 
Y ¿sabes qué? Lo seguiré haciendo. Porque me sentí bien al sonreír aunque estaba rodeada de lo que no acepto. Simplemente sonreí. Y sonreí porque todavía me quedan conversaciones que me hacen pensar. Conversaciones que me recuerdan que siempre hay ganas para sonreír. Conversaciones y personas por las que me entran ganas de luchar y sonreír. Siempre sonreír.

No hay comentarios:

Publicar un comentario