Cada instante, cada momento,
cada pétalo de tu cuerpo;
¡oh! flor hermosa cuan razón llevas,
en este sendero sombrío
que alumbran tus amapolas.
Belleza sin tesón,
riqueza y armonía.
El alimento de mi vida,
son tus risas y caricias.
Tiernos brazos, frío contacto.
La pureza de tu
cuerpo,
cuando beso tu aroma y
de tus labios el aliento.
¡Oh belleza altiva que recuerda la infancia perdida!
¡Oh sol de invierno que calienta el efímero momento!
Y la estrella de tus ojos que reluce junto al fuego
me hace suspirar por tu hermoso y traicionero cabello.
Traicionero por cubrir tu divinidad maldita,
que volvería loco incluso a una reina de Castilla.
Traicionero por cubrir mi perdición,
así es, son celos, pero celos de amor.
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