22/5/20

Otro recuerdo manchado

¿Y ahora qué?
La vida es hermosa. La edad adulta llega, plena de trabajo, amor y pasión. Dando pasos y madurando en cada proyecto, en todos ellos. La cosa iba bien. Encontrando el punto clave para ser feliz. Una felicidad simple, aventurera, rodeada de gente buena, gente que me quiere. Compartiendo tiempo de calidad sin más sombra que la de problemas diarios y vitales, aquellos que no te quitan el sueño.

Te encierran y frenan tus pasos. Sólo un parón dijeron. Y de repente esto.

Otra noche sin poder dormir, otra mañana llorando, otra confianza rota por tantas preferencias estúpidas y llenas de repugnante bondad. Tu Dios ha muerto y ojalá nunca hubieras visitado Lanzarote. Ojalá nunca hubiera abierto mi boca ante un Dios que me condenó mucho antes de que yo supiera lo que era.

Embustera. Construyendo palabras y gestos por conveniencia. Aprovechando cada ápice de mi confianza por un sentimiento efímero y sin base sostenible.

Muerta o viva, me das igual. Pero no aparezcas más. Por tu sentir estoy aquí de nuevo. Llorando, rota, sin saber aún la pérdida. Sobre este hilo rojo haciendo equilibrio y sin saber hacia dónde tirar.

Ojalá nunca, nunca, nunca hubieras cruzado tu camino con el mío. Ojalá tu Dios hubiera dejado de ser el mío después de condenarme por venir al mundo.

Ojalá aprenda y deje de confiar en las buenas personas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario