Reír, hasta no poder más. Hasta necesitar aire para respirar. Llorando de tanta alegría, de tanto absurdo, de tanto desastre. Risas que vuelven a recordar.
De aquí para allá, sonrisas cómplices y situaciones desafortunadas. Cómicas, alegres. Momentos de felicidad.
No hace falta más. La risa sincera y natural, la vida misma. El ser sin tapujos, sin convencimientos. Interpretando el papel que queremos. El que somos.
Y me río de nuevo. Sigue aquí, peleándo por quedarse, luchando por permanecer a mi lado mucho más de lo que yo luché por conseguirla: mi sonrisa.
Provocada por tantos otros, desconocidos, amigos, amores. Dolores ansiados. El de abdominales contrídas y sonrisas permanentes.
La ingenua ignorancia que hace reír a tantos, el ridículo propio que me hará reír hasta los fines. Que me hace feliz creando recuerdos. De nuevo, en casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario