6/3/16

Le noir

Aguantando el frío suelo. Mi único amigo. El que me acompaña de nuevo. Llenando vacíos eternos con dolores conscientes. Queriendo llegar al límite y explotar. De nada valen las palabras de un viejo sabio. El dolor está dentro, bailando entre océanos de escarcha.

Rabia. Deseos irracionales de destruírlo todo hasta convertir estas paredes en el hogar al que corresponden. Nada, ya no hay nada.
Miles de kilómetros en busca de una experiencia. Y sólo silencios, vejaciones y lágrimas derramadas.

Vuelta al deseo inicial, al primario, al final. La muerte. La de alguien. Cansada de agobios que llenan el esfuerzo que se reduce a fracaso.
El dolor de cabeza. Resaca de volver a la rutina. De convivir con el fantasma de mi pasado.

Y me pierdo. Voy sin paracaídas cayendo hacia Dios sabe qué.
Perdida, a punto de estrellarme. Y es que ya no hay vuelta atrás. Esa mínima esperanza del no entre tus labios me dio la última distracción que me quedaba para olvidar. Esos labios...
Olvidar que nunca hubo agua en estos mares.
Forzando mi corazón a escondidas. Sabiendo que algo no va bien, pero despistada en mi mundo, sin escuchar sus gritos de dolor. Sólo respirando hasta llegar a mi última calada.

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