25/10/15

Octubre rojo

Una sonrisa. Así sin avisar. Y yo a mi ritmo, sin entender, sin escuchar, sin pensar. Los días pasando y yo reutilizando tu bordería para excusar tanta atención.

Conversaciones reales. De esas que se entienden con risas en mi cabeza. De esas que me devuelven a pedazos tanta crueldad humana. Por el miedo a lo que no se comprende, por la incapacidad para entender a quienes no compartimos.

Regalando miradas, preguntas innecesarias, encuentros cuasicasuales.
Amistades enamoradizas. Porque aún con todo de nuestra parte, sólo habríamos llegado hasta donde estamos. 

Moreno de mil amores. Raíces profundas. Un impulso de los que acaban con todo. Y hasta este cariño sin esfuerzos, con palabras sinceras y sencillas. Sin florituras irreales, ni planes que nunca llegan.

Ahora, mi realidad despierta. De lo natural a la periferia. A detalles que empiezo a notar. A mi estrategia universitaria. A lo que empezó a mitad de camino. Pero con una seguridad que salió de nuestros cuerpos entrelazados. De mi puntería a la hora de encontrarte y de tu hora en el momento de aparecer.

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