Donde
el primer paso que pasaba por mi cabeza era el NO. Un no en
mayúsculas. Claro y sin gritos. Con suavidad certera. Con verdad.
Y
así acabaron los temas. Con mi no y mi soledad innata vivida entre
sábanas.
Pareces
el hombre de mil mujeres. Estoy harta de esperar. Siempre lo he
hecho, siempre he sido el segundo plato, el que venía después de un
primero espectacular. El que venía a rellenar el poco hueco que dejó
el dolor ante un fin de degustación principal.
Una
esperanza que poco a poco se apaga. Se queda sin vida, se convierte
en un fantasma. Y me niego a luchar contra un fantasma. Me niego a
entrar en una batalla con suicidio como título. Porque tengo todas
las de perder, ¿qué digo? Ya he perdido.
No
eres el futuro porque no quiero morir joven. Y hagamos lo que hagamos,
tengo una cosa clara: alguien piensa en ella.
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