26/1/15

Esta maldad

¿Cuánto tengo?¿Cuánto valgo? Hay algo a mi alrededor. ¿Nada?
No rompo a sablazos el aire, no busco la sangre de unas lágrimas. Sangre derramada. Parada, observando la oscuridad. Respirando por costumbre y reteniendo la realidad. Mi realidad.
Monosílabos egoístas y canciones desconocidas. Ruido. Mucho ruido. El único sonido a mi alrededor. No hay gritos inventados, ni historias que te hice creer. Mi mente vaga en un mundo ficticio que lucha por separarse de la realidad. Mi realidad.

Solo hablo conmigo. De mí. De lo mío. De mis ganas de llorar, de reír, de sentir. De mi fatiga ante tanto papel representado. La función debe acabar. Entre entremeses los comensales volverán a sus puestos. Pero el merecido descanso se encuentra en las palabras que nadie leerá. Cansada de sonreír, de cargar con la problemática simplificada por unos ojos marrones. Los negros forman parte del pasado. Los verdes sólo la utopía del viajante.
Hoy me rindo ante el desconocimiento. Me rindo ante un cuerpo que no comprendo, un alma que no recuerdo.

Desde siempre en el suelo, con ojos abiertos ofreciendo mi rodilla. Hincada en el suelo con fingido control de una gravedad que hoy me atrapa.
Las manos de espíritus pasados me arrastran con agonía hacia el negro desenlace. Y no. No hay nadie. Solo gente delante, caminando sin rumbo tras una piedra con la que tropezarse.
No miro el costado de nadie. El mío desapareció porque quisiste tocarme.
Solo ruidos que se oyen, colores que se diferencian. Sentidos primarios que me indican que no sigo muerta.

Cuántas mentiras salieron de mi boca y cuántos os las creísteis.

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