17/4/14

Descansos

Y me canso. Y no puedo más. Esto es insufrible. Cada segundo que sigo respirando, cada minuto.
El hueco que hay dentro, que no termina de llenarse, que el vacío lo abruma.
No puedo más. De verdad que ya no puedo más. No hay nada ni nadie que lo comprenda. No hay razón para un último empujón. Desde el día en que nací fui derrotada y ya no puedo más.
No quiero más. Deseo acabar con todo, pero es que ni siquiera eso es fácil.
Necesito una llama para poder prenderla y acabar en cenizas. Acabar en algo que me haga terminar con este dolor. Cada segundo es un cullicho afilado que se mete entre mis entrañas. Que se clava en mi alma y no me deja vivir.

Es ausencia de algo que nunca he tenido. Es dolor, inseguridad, desengaño y opresión.
Palabras que me hieren y me desconsuelan.
Necesito dejar de vivir, porque vivir no es sino sufrir en este asqueroso mundo sin un grupo de personas que me haga sentir normal, en casa. Un grupo de personas que me haga ver que este mundo tiene algo por lo que seguir, momentos o historias que valen la pena.
Pero no es así. Y nunca lo será, me hicieron crecer para quedar atrás y poder compararse, sabiendo que sus vidas siempre serán mejores porque para ellos hay momentos o personas por los que vale la pena vivir. Yo no tengo nada. Absolutamente nada.

Momentos en los que una persona normal se olvidaría de todo, son momentos en los que desearía robar una pistola y pegarme un tiro. Hacerme acabar con todo esto. Acabar con mi sufrimiento de seguir respirando, de seguir escribiendo entre estas cuatro paredes que son el único testigo de mis ausentes ganas de vivir.
No hay nada. Nada. Nada. Absolutamente nada. 
Solo dolor, lágrimas, sufrimiento, hipocresía y segundos que desearía regalar. Segundos que pierdo para nada delante de este ordenador, creyendo que alguien escuchará mi única petición. Mi única y simple petición.

Ahora mismo está muriendo gente, ¿por qué no yo? ¿Por qué me toca vivir así? 
¿Por qué no puedes dejarme marchar como tantos otros? ¿Por qué? Simplemente, ¿por qué?
No puedo más. No puedo más. Ya no. Desde que fui consciente de mí misma, desde que supe qué era la vida, mi vida, comprendí que cada minuto que pasara en activo solo llenaría mi cabeza de más sufrimiento y rechazo. Mi rechazo, por culpa de otros tantos que no supieron aceptar la realidad. Pues bien, yo la acepto, no la rehúso ni la reinvento, pero me niego a seguir viviéndola. Me niego a sufrir el resto de años que por mala suerte del destino me queden por vivir. Me niego a compartir esta tragedia con los espectadores llorosos. Me niego a esconder estas lágrimas que perforan el poco sol que me queda. Me niego a conformarme con lo que hay.

No hay comentarios:

Publicar un comentario