12/3/14

Perdona por mis respuestas, gracias por preguntar

Lo siento. Es mi única manera. Soy así.
Algo creó el mundo de una manera y luego puso en él a gente como yo. Gente en sitios equivocados y a horas equivocadas. 
Odio llevar esa cara, pero en días así no puedo fingir lo que no soy.
En días en los que la realidad me reafirma que este no es mi sitio. La belleza, la feminidad, el buen humor, el apoyo, las amistades. Todo queda reducido a la ceniza de la ceniza que es en realidad.
Desearía apalear mi cuerpo y desaparecer entre golpes. Desearía sentir de alguna manera hasta acabar con todo sin despedidas innecesarias.

Estoy cansada de echar de menos y llorar por algo que nunca he tenido. Estoy cansada de elegir siempre lo que debo y dejar lo que quiero para el día de mi muerte. Estoy cansada de firmar ante una familia que ayuda sin preguntar y que desaparece cuando se necesita ayuda. Estoy cansada de tener amigos a los que no soy capaz de hablar y en los que no soy capaz de confiar por culpa de esa estúpida infancia que me reprimió hasta crear esta caja de pandora que poco a poco se queda sin espacio.
Estoy harta de vivir en un mundo completamente diferente al mío. Un mundo que me desprecia y me acusa. Un mundo que me discrimina y se compadece de mí. Un mundo que desearía mi muerte antes que mi evidente y voluntaria decisión. 
Un mundo al que pertenezco y que me odia. Un mundo al que yo odio. Un odio que siempre acaba en mí. 

El problema es que todavía yo no acabo. Yo sigo respirando y aguantando. Sigo callando cosas que me enseñaron a callar. Sigo apoyando a mis cercanos sin dejar si quiera que ellos sepan qué ocurre.
Sigo poniendo la buena cara cuando lo único y urgente que deseo es hacer uso de mi billete a ese viaje sin retorno. Sin dejar carta de despedida. Porque nadie se la merece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario