24/10/13

Tiempo a las respuestas

Podría romperme los dientes de tanto apretar. Rabia, es rabia. ¡Qué calumnias dices, qué ves en la nada! Sí, me cabrea. Me cabreas. Te crees saberlo todo por una verdad contada, pero no tienes ni dea de lo que paso, de lo que tengo y de lo que no. No tienes ni idea del golpe que recibí. Sé sincera, nuca lo habías pensado. Pero te dije que me gustaban los perros y ya creías que te quería quitar el tuyo. Ingenua, cabezota y termendamente imaginativa. ¿Por qué no me crees cuando te hablo? ¿Por que piensas que....? Yo que sé.

Es, ... Bueno, era un sitio donde me encontraba bien. Pasé una noche estupenda, hacía mucho tiempo que no me sentía así. Estaba con todos, con cada uno de ellos. Cada uno me agradaba. Me sentí feliz, dios..., hacía mucho que no reía por dentro. Pero en ese momento, esa noche fui feliz. Fue una noche de fiesta entre amigos donde el resto del mundo daba igual y donde bailaba sin complejos. Me reía sin complejos, hacía tonterías sin complejos. Pero está claro que la suerte no va conmigo. Solo pasé una noche entre amigos y tú creíste ver lo invisible. Creíste oír al mudo y creíste hacerme una pregunta evidente. 

Y me volviste a meter en el hoyo que cavaron mis padres. Si no puedo ser yo misma entre vosotros sin que penséis lo que os plazca, sin que os dejéis llevar por prejuicios no alentados; no quiero estar entre vosotros. Tengo grupos en los que me siento cómoda y en los que la verdad es la que se dice; y lo que no se dice no existe más que en la cabeza de cada uno, donde la imaginación y el deseo se juntan para ser felices a ratos. Pero donde saben que la realidad es la que hay y las indirectas o los actos extraños no tienen sentido ni mensajes subliminales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario