14/10/16

Piensa en lo que quieras

Me duele cada segundo. Y tengo un miedo de repente por no saber cuándo te vas a ir. Mis errores, mis gilipolleces.
Esa es la puñetera palabra, la de siempre, la reincidente.

Imbécil, niña estúpida. Que sigues sin servir para nada. Te creíste algo y sólo era un papel robado de a saber quién. Porque quién eres. Nadie. La sombra de la sombra que busca el frío suelo de antaño.
El que dulcemente atraía la muerte. Dulce, frío y artificial. Dulce real y no el que golosamente llenó los ojos de una niña hambrienta y dispuesta a todo. A aguantar. A seguir siendo la gilipollas de siempre que esperando el plato frío de los demás comió un popurrí que la llenó de angustia.

Un abrazo. Sólo eso.

Todo por mantener, por no ser la que deja a las amigas por algo nuevo cuando era exactamente eso lo que estaban haciendo delante mía. Y yo como una gilipollas. Como la de siempre. Como la que nunca ha dejado de ser.

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