¡Qué lejos queda un “te quiero” cuando te ofrecen algo tan
importante!
Es parecida a la sensación que se tiene cuando un niño
pequeño te ofrece su juguete preferido sin miedo a perderlo. Pero es una
sensación más grande, porque hay que admitir que los niños son infantiles e
ingenuos.
Sin embargo, cuando una persona con todas sus facultades te
da algo tan importante sin pensar en qué ocurrirá después, todo se convierte en
un momento eterno. Un momento que durará para siempre y quedará asentado en la habitación de los
recuerdos.
Es un momento que pocas veces ocurre, pero es un momento que
el alma llevará consigo, porque en resumen es un momento feliz. Es la sensación
más efímera que pueda existir y en contraposición la sensación cuya estela dura
para siempre.
Nunca llegaré a entender cómo una persona tan joven y
pequeña ha podido ofrecerme eso. No sé si será consciente, pero esa simple y
profunda frase, en medio de una situación tan reconfortante me hizo feliz. Todavía no eres una de las personas cercanas que agradezco
tener y sin embargo me has dado algo que pocas de ellas me han dado, me has
dado esperanza y sentido. No
tiene más explicación, me hiciste feliz. Y lo adoro.
Estas momentáneas situaciones son las que nos empujan a
vivir, y son las que nos deberían recordar qué hacemos aquí. Te doy las gracias
de corazón porque me has dado un momento más que recordar cuando sienta
desfallecer ante el dolor. Porque aparte de la risa, los momentos eternos son
los que alimentan el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario