Cuando tienes una bomba entre las manos.
Cuando caes al vacío sin nada.
Cuando dos miradas conocidas se cruzan en el pasado,
donde algo fue todo y hoy ya no es nada.
Cuando la voz de la conciencia toma un color azul, claro, celeste.
Cuando el camino se acaba, pero sin ver el final.
Tantos corazones rotos y el mío palpitando con lentitud,
dejando que los días lleguen a su fin.
Valentía descarada, desvergüenza olvidada.
Errores garrafales ocultos entre ojos que se miran.
Ojos oscuros, llenos de todo,
que se llevan mi alma, mi cordura.
Sólo un final: la muerte.
La muerte de las risas y caricias,
de la confianza y complicidad que ya no están.
Que se fueron sin mirar atrás.
La muerte de la preocupación y la sangre.
La muerte de algo que no se quiso cuidar.
Límites que al cruzarse me plantan ante la realidad,
me fijan con firmeza esa línea blanca del poder o no poder.
Desconcierto e ignorancia.
Ganas de ser al fin.