25/10/15

Octubre rojo

Una sonrisa. Así sin avisar. Y yo a mi ritmo, sin entender, sin escuchar, sin pensar. Los días pasando y yo reutilizando tu bordería para excusar tanta atención.

Conversaciones reales. De esas que se entienden con risas en mi cabeza. De esas que me devuelven a pedazos tanta crueldad humana. Por el miedo a lo que no se comprende, por la incapacidad para entender a quienes no compartimos.

Regalando miradas, preguntas innecesarias, encuentros cuasicasuales.
Amistades enamoradizas. Porque aún con todo de nuestra parte, sólo habríamos llegado hasta donde estamos. 

Moreno de mil amores. Raíces profundas. Un impulso de los que acaban con todo. Y hasta este cariño sin esfuerzos, con palabras sinceras y sencillas. Sin florituras irreales, ni planes que nunca llegan.

Ahora, mi realidad despierta. De lo natural a la periferia. A detalles que empiezo a notar. A mi estrategia universitaria. A lo que empezó a mitad de camino. Pero con una seguridad que salió de nuestros cuerpos entrelazados. De mi puntería a la hora de encontrarte y de tu hora en el momento de aparecer.

16/10/15

Bajo el alba

¿Pero qué más da? El cómo, el cuándo y el por qué inexistente. 

¿Qué más da todo eso?

Si es mi cuerpo el que siente. Tus manos las que me guían y las mías las que te acercan. Con delicadeza y suavidad. El ritmo acoplado de ambos cuerpos. 

Suavemente y temerosa te acerco a mis brazos. Tú, con todo ese poder que riendo me recuerdas. El que tienes y el que te dejo tener.

Te rodeo con mis brazos y te atrapo antes de soltarte, para luego, volverte a atrapar. Y yo sólo siento. Entrecierro los ojos y noto, te noto. Sin apenas tocarnos ya te siento. Pero luego, viene ese néctar viviente que tantos quebraderos de cabeza da. Tus manos junto a las mías, tu facilidad para saber el momento justo. Y me envuelves. Tus caderas atrapan las mías, entre el vaivén de nuestras piernas, yo me dejo llevar. 

Susurros al oído, verdades acalladas entre risas, empujones salvavidas y mis principios ante los indefensos. Pero ahora, ahora con tantos cuerpos de por medio, mis tirones son más fuertes, mi conducción más segura y este futuro más que interesante.

12/10/15

De lado

Tantas palabras de más para encerrar entre quilates esta situación.
Buscando sin encontrar. Tirando de mis hilos para llegar a nudos que no puedo desatar. Mi suerte, amor. Tus besos y tu sonrisa. Mis sueños, mis piedras.

Volviendo al pasado. Volviendo a los descansos. A la sal que perfora cada raíz. A mi realidad en segundo plano. Yo no tengo nada. Absolutamente nada.
Porque si sólo fueran 80 veces, si sólo fuera una persona. Conseguiría creer que la naturalidad con la que aparecen las cosas está creciendo desde las raíces incrustadas en una tierra seca y sin vida.
Pero el azul de mi cielo está buscando otros ángeles, no quiere recoger a los caídos. Mi hogar está roto por equivocaciones repetidas y ya no tengo nada.

Qué horrible es cuando se destruyen las cosas, cuando hay un sentimiento tan voraz que lo destruye todo. Qué horrible es cuando la realidad choca con tanto esfuerzo y tantas ganas de vivir. Qué horribe cuando apenas recibes respuestas. Qué horrible cuando las únicas que aparecen son de reproches y silencios.

Qué horrible cuando te das cuenta que el único apoyo que existe es el de tus dos rodillas hincadas en el suelo por golpes que las mentiras y la hipocresía decidieron dar. Qué horrible cuando nadie contesta a tantos gritos. Qué horrible cuando el único motivo que me ha hecho levantar sea un flechazo ingenioso. Unos ojos alegres, unas manos divinas que bailan sobre mí, con tantas caricias dedicadas a una misma musa. Qué horrible saber que si no estuvieras, si no hubieras aparecido tan de repente y por casualidad, yo seguiría hincada, cavando un poco más para dejarme enterrar.