27/4/14

A veces

Bla, bla, bla. Palabrería y más palabrería. Historias estancadas de la prehistoria que no recuerdan ni siquiera sus protagonistas. El pasado es para los reprimidos, los que nunca han podido elegir.
Llamadme como queráis, pero sé que mi felicidad está en disfrutar de estos años y con vosotros no disfruto, con ellos sí. 
Conclusión:  la pena de la pérdida de algo que el mundo cree de gran valor no existe en mi cabeza, porque el valor no está descrito por las relaciones preestablecidas, si no por los actos. Y los vuestros no han sido humanos. Los vuestros han puesto un punto y final cuyo único espacio en común viene dado por una relación inevitable, pero reinterpretable. Mi verdadera interpretación ya está floreciendo.
No seas imbécil y vive el ahora recordando a veces lo pasado, no vivas el ayer mientras el ahora pasa sin descanso.

19/4/14

Más a mi favor

Durante todos estos años solo era silencio. Eran gestos y acciones que yo debía traducir. Era el aire que debía entender, pero que seguiré sin entender porque las excepciones existen.
Pero al fin llegó el día. Un día en mitad de todo el mundo, con miles de personas a mi alrededor y una joven adolescente que habla con impulsos innatos y no por ello faltos de veracidad.
Me aclaró todas esas dudas que tenía sobre cada uno de esos gestos. Me dijo simplemente que era egoísta por hacer lo que quiero. Hacer lo que quiero...
Como si alguna vez hubiera gritado a quien tenía que gritar. Como si alguna vez hubiera besado a quien tenía que besar. Como si alguna vez mi vida fuera conducida por mí.
Y por intentar acercarme al volante, soy una egoísta.

17/4/14

Descansos

Y me canso. Y no puedo más. Esto es insufrible. Cada segundo que sigo respirando, cada minuto.
El hueco que hay dentro, que no termina de llenarse, que el vacío lo abruma.
No puedo más. De verdad que ya no puedo más. No hay nada ni nadie que lo comprenda. No hay razón para un último empujón. Desde el día en que nací fui derrotada y ya no puedo más.
No quiero más. Deseo acabar con todo, pero es que ni siquiera eso es fácil.
Necesito una llama para poder prenderla y acabar en cenizas. Acabar en algo que me haga terminar con este dolor. Cada segundo es un cullicho afilado que se mete entre mis entrañas. Que se clava en mi alma y no me deja vivir.

Es ausencia de algo que nunca he tenido. Es dolor, inseguridad, desengaño y opresión.
Palabras que me hieren y me desconsuelan.
Necesito dejar de vivir, porque vivir no es sino sufrir en este asqueroso mundo sin un grupo de personas que me haga sentir normal, en casa. Un grupo de personas que me haga ver que este mundo tiene algo por lo que seguir, momentos o historias que valen la pena.
Pero no es así. Y nunca lo será, me hicieron crecer para quedar atrás y poder compararse, sabiendo que sus vidas siempre serán mejores porque para ellos hay momentos o personas por los que vale la pena vivir. Yo no tengo nada. Absolutamente nada.

Momentos en los que una persona normal se olvidaría de todo, son momentos en los que desearía robar una pistola y pegarme un tiro. Hacerme acabar con todo esto. Acabar con mi sufrimiento de seguir respirando, de seguir escribiendo entre estas cuatro paredes que son el único testigo de mis ausentes ganas de vivir.
No hay nada. Nada. Nada. Absolutamente nada. 
Solo dolor, lágrimas, sufrimiento, hipocresía y segundos que desearía regalar. Segundos que pierdo para nada delante de este ordenador, creyendo que alguien escuchará mi única petición. Mi única y simple petición.

Ahora mismo está muriendo gente, ¿por qué no yo? ¿Por qué me toca vivir así? 
¿Por qué no puedes dejarme marchar como tantos otros? ¿Por qué? Simplemente, ¿por qué?
No puedo más. No puedo más. Ya no. Desde que fui consciente de mí misma, desde que supe qué era la vida, mi vida, comprendí que cada minuto que pasara en activo solo llenaría mi cabeza de más sufrimiento y rechazo. Mi rechazo, por culpa de otros tantos que no supieron aceptar la realidad. Pues bien, yo la acepto, no la rehúso ni la reinvento, pero me niego a seguir viviéndola. Me niego a sufrir el resto de años que por mala suerte del destino me queden por vivir. Me niego a compartir esta tragedia con los espectadores llorosos. Me niego a esconder estas lágrimas que perforan el poco sol que me queda. Me niego a conformarme con lo que hay.

11/4/14

Reitero

No me pidáis más porque vosotros me alejáis. Os olvidáis de mí y no me siento olvidada, solo siento impotencia cuando por una semana sin móvil me montas un espectáculo en un restaurante.
Soy feliz sin vosotros, de hecho creo que he empezado a serlo gracias a la distancia tan enorme que habéis ido labrando día a día, segundo a segundo.
Dejadme en paz, pero de verdad. Si no os acordáis para lo bueno, ni mucho menos os acordéis para lo malo. Y ya no hablemos de vuestros juicios y consejos personalizados.
Dedicaros a poner billetes y a olvidaros de la vergüenza de vuestras vidas.

9/4/14

Ahora sí

La vida está para contar los días vividos. No pienso estancarme en algo sin solución. Seguiré en mi nueva línea y optaré por responder a las llamadas. Pero si nadie llama, esperaré en el patio con oídos atentos.

8/4/14

Esperando movimiento

A la mierda mi teoría de las cinco opciones. Aquí sentada me quedo esperando.

6/4/14

Creo que empiezo a entenderlo

De acuerdo. Tenía que pensar y he pensado. Bueno, estoy pensando. 
Quedan tres horas y sé que se acabarán para desechar mi última opción. Esto es lo que hay.
Cinco opciones. 

Algo desconocido que no se interesa o que a huído por motivos desconocidos. Sé que esta opción no se debería contar si quiera como opción.
Una amistad pura que por motivos de sequía se ve forzada a algo que no sé si es mutuo. Visto lo visto hoy, en este momento, no quiero más que eso.
Una relación complicada, indefinida, diferente respecto de la esquina desde la que se vea. Algo que creí que podría aguantar con la esperanza de que acabara o con la utopía de ser importante. Ahora sé que no es nada. Ya no siento nada, no puedo hacerlo. Es parte del pasado y me alegro de ello, prefiero centrarme en el ahora.
También podría seguir aquí, sentada, derritiéndome por lo evidente y sabiendo que no me levantaré.
Y luego estás tú.

He barajado mis opciones, las improbables, las poco posibles y las imposibles. He pensado en todo ello porque no quiero equivocarme. Quiero estar segura de que ésto es lo que quiero. De que quiero intentarlo porque siento que puedo llegar a algo que nunca antes había llegado.
No sé qué es todo esto. No sé qué es lo que quieres. No sé qué es lo que sientes. Pero algún día habrá que poner las cartas sobre la mesa. Hablar cara a cara. Sin nadie, ni nada de por medio.
No quiero perder momentos contigo. No quiero perder la oportunidad de saber si puedo ser feliz.
Solo quiero que sepas que me importas y que no me gusta verte sufrir. Mi mano está tendida.