30/3/14

Errores

Todo esto cada vez tiene menos solución. Cada día se pone más complicado y los atajos van desapareciendo. Solo quiero esa salida. La puerta abierta con luz cegadora.
Si tuviera una única oportunidad, un segundo de posibilidad para conseguirlo. Solo pido un segundo. ¿Qué es un segundo comparado con veinte años?
La jaqueca y mi sonrisa son cómplices de este infierno. Es increíble la indiferencia que he aprendido a demostrar. Ya nada me importa. Me cogen, me tiran, me insultan y me desprecian. Y mi cara sigue siendo la misma. He aprendido a utilizar esa única cara, la de la inexpresividad. Con ella el mundo no sabe lo que ocurre dentro de mí y con ella la indiferencia y la desgana se están apoderando de mi alma. 
Estoy empezando a dejar de sentir. El dolor ya no es dolor. Se convierte en rabia y esa rabia se acumula en mis entrañas. Esa rabia se despojará de mí el día que pueda continuar por esa puerta.
La rabia desaparecerá, me romperá por fuera o por dentro tarde o tempano. O simplemente se irá, porque habré dejado de ser persona para aceptar mi cometido de intermediaria. Terminaré siendo una extranjera.

Sí. Creo que eso es exactamente lo que me espera. Lo que soy. Para lo que he nacido.
Aprenderé a ser una extranjera mientras la puerta siga fuera de mi alcance.

29/3/14

La claridad grisácea

Si digo las cosas porque las digo, si no porque no. Cambio para hacer notar mi opinión y me gritan de forma ensordecedora dándole la vuelta a todo para terminar, ¿cómo no?, siendo yo la culpable.
Vergüenza de tu lengua trabada, de tus impulsos prehistóricos y de tu visión sin periferia. Como un caballo sin comprensión al que guiaron hacia delante y que no sabe girar. Que prefiere dejar atrás todo aquello que no continúa.
Podrías dedicarte a calentar leche para los pobres. A dejar tu vida por ayudar. Pero sólo hablas y rechazas lo que sientes por miedo al qué dirán. El problema es que no comprendes que yo no diré nada.
Creíste comportarte como una puta cuando yo lo vi lo más normal del mundo, pese a que me doliera como nunca nada antes me había dolido. Pese a su significado y a mi resignación ante algo evidente a lo ajeno.
Dedicaros a calentar otras cosas porque mi cabeza va a estallar entre tanta palabrería inocente.

Desagradables

Palbrería, palabrería y palabrería. Te diría algo bonito o algo agradable, pero no puedo. Ahora no.
Lánzate. A solas. Sin nadie. 
Sé más cosas de las que querría saber, conozco más problemas que los que desearía conocer. Pero, ¿qué más da?
Soy el silencio. Mi silencio y el de los demás. Conmigo las cosas son fáciles y sencillas. Yo no juzgo, yo no convenzo, yo no impongo mi voz. Conmigo todo lo que te parecía vergonzoso y mudo, se convierte en natural y cómodo. No debes confiar, no existe una cantidad de información legitimada para continuar con esto. No pido nada. Puedo estar en silencio siendo una total desconocida de esos mundos. Puedo ser lo que quieras. Una sola presencia sin necesidad de detalles o una persona que no encasilla sentimientos ni opiniones. Te veré como una persona normal y todo lo que hagas será válido a menos que hagas daño evidente a tus ajenos.
Sé quién quieres ser y suelta las riendas de tus sentimientos. Nada perderás en comparación al paraíso.

27/3/14

Elecciones

La vida es un giro de incesantes movimientos. El tiempo me da la razón. Los bienes terrenales dejan de tener sentido. Y ahora me encuentro aquí, sin nada. No hay bienes por los que luchar o pelear.

Solo tengo mi cuerpo y mi mente. Un cuerpo dejado ante el paso de los días y una mente fuera de lugar que solo quiere elegir.
Elegir sobre el cuerpo, elegir sobre el futuro que el pasado me ha arrebatado.
Solo quiero esa elección, la elección. No hubo preguntas ni consultas.

Todo se hace, los días pasan y nadie me pregunta qué es lo que quiero.

Ya no puedo más. Me desprendería de  todo. Me desprendería del cuerpo y de lo físico. No quiero nada que tocar, nada que sentir.
Me desprendería del conocimiento, de la súplica e incluso de la armonía.
Sería una mente amarrada por el rechazo y la influencia. Lo dejaría todo por poder elegir una sola vez. Tener una elección que día tras día me ronda la cabeza. Pero nadie pregunta y me enseñaron a callar. Me enseñaron a ser lo que no soy, a vestir como los demás. Me enseñaron a no destacar.
A nadie le gusta la realidad, pero no por ello critico y margino. No por ello etiqueto los sentimientos y juicios de los demás, aunque los míos ya estuvieran etiquetados antes de respirar.

La lista se ha quedado en nada. Pensé que la envidia y el cariño la mantendrían ocupada, pero no es así. Todo acabó, la goma se quedó sin uso y no me di cuenta de cuándo, pero sucedió.
Vuestros ojos solo verán a una egoísta enferma que no sabe distinguir el bien del mal, que está confusa ante una vida que la supera. Quizá sea así. Mi razón ya no tiene sentido, no funciona como debería, no funciona como la vuestra. Es una razón con miembros amputados e incoherencias claras. Es una razón sin razón.
No hay amor que pueda salvarme de esta vida. No existe la palabra amor entre mis usuales a menos que se trate de una historia de ciencia-ficción.
Amor, amor, amor.
Palabras tan usadas que evitas por el dolor que te provocan al recordar que todavía sigues enamorada.

El olvido es la salida, el único acto que nos evita los numerosos momentos que nos han manchado la cara. El olvido terminará con todo.
Pues que se lo lleve todo. Lo bueno también, no valdrá la pena recordarlo por la pena que lo rodea.

Sangre, crujidos, silbidos y sinsentidos. Vivir en una guerra lleva a la desesperación y a la locura. Balas y cañones que terminan con la vida de otros. Nimios y superfluos seres vivos.
La tierra sigue girando, eso es lo único que importa. No importa nada más. No importan estas palabras. Y quizá no importe que ella siga girando.
Zapatos de tacón negro, maquillaje y vestidos. Fiestas importantes, como tolo lo importante. Lluvia de ideas, ideas vagas que nadie entenderá. Yo  no lo entiendo, me cuesta.

Te lo descubriré. No hay nadie, solo tus pensamientos. Ella no está, sus pensamientos se quedaron en el funeral, junto con su cuerpo enterrado y a medio comer por los gusanos.
Miedos que aceleran el pulso, besos que corrompen la calma. Te dejaré ahí, junto a los demás. En un campo seco y quemado. Un campo lleno de trigo negro que las alimañas devoran sin pesar.
Son palabras que agrietan. No cuentan nada, no hilan nada, pero al leerlas te destrozan.
No diré más. Es lo que todos pedís, no digas la verdad. La verdad duele y el mundo debe tener esas fronteras. La frontera de la verdad.
Verdades como vuestra falta de comunicación, mi odio hacia vuestra posición por la ausencia de aceptación y respeto. Verdades como tu incapacidad de realismo, como tu enfermedad en el reflejo, como tu terquedad ante los grises, como mi deseo, como tu silencio. Como el silencio de todos.

Vuestras miradas acusadores no me harán cambiar. Solo aumentan el prestigio de no aparecer tras mi huída hacia algo mejor, algo diferente, algo productivo que me empiece a humanizar.
Canciones y letras que cada vez veo más lejanas. Dardos envenenados que atraviesan mi sistema nervioso a través de venas que actúan sin permiso. Extremidades débiles y sin trabajo. Ojos que sigo buscando, miradas inventadas y extrañas. Elecciones sin recursos.

Me empiezo a dar cuenta. Empiezo a irme del mundo. La única diferencia es que ahora lo hago de forma consciente y sin ataduras. Con la única falta de recursos entrometidos que no me dejan marchar.
Ya no son metas, personas o deseos. Solo recursos. El resto ha dejado de ser un impedimento, ya no hay barreras ante tanta inconformidad.

Estaría encantada de visitarte. De decirte a la cara lo que pienso y así obtener una respuesta gestual o al menos activar mis músculos por una finalidad común. Y aunque no fuera común, sería al menos reconfortante. Deseo subir y arrepentirme, pero subir al fin y al cabo. Pues tú no eres quién para rechazar mis encantos e ingenuidades. No eres la que grita cuando hay dolor, solo la que escucha cuando se cantan nanas. Y no lo entiendo. Sé que escribo al vacío. A la nada, que es la única que siempre tiene espacio para mis caras y mis gestos. Para mis besos y mis saludos. Sé que no estarás, sé que no estás, no eres el hombre que mis reacciones creen formidable. No eres nada y el pecado que sus padres verán en todo esto cobra la misma importancia que tu ausencia. Porque querido, no eres nada, solo un ser imaginario al que poder echarle las culpas de la suerte mal repartida. Eres un tú inexistente y viviente en sus cabezas que a ellos les sirve para continuar y a mí me sirve para decir, tú eres la culpable.
Sin coherencia alguna, como todo lo que me rodea.

Mi expresión es lo que tengo. Mi expresión y mi única comprensión. Es lo único cierto en todo esto y es lo único que deseo llevarme. Todo lo demás que se quede ahí.

La importancia sigue sin estar bien definida. Te echarán de un grupo. Te sentirás fuera de todo. Fuera de todo no es eso cielo, fuera de todo es cargar con el error que otros cometieron.
Comprendo tu desgana de leer, comprendo tu desgana de pensar. No sé si quiera, cómo has llegado a este párrafo. Me atrevería a decir que empezando la historia por la mitad. Aún así, aquí estás, leyendo sin comprender y llevando mis palabras a tus historias personales que no le importan a nadie.
Cambia lo que quieras. Porque sé que nunca llegarás a  entender lo que quieren decir cada una de estas frases. Pero eso no importa.
Importa el hecho de que cada vez que vuelva a leer estos cuatros folios escritos, recordaré con un lenguaje propio e irrebatible que respirar durante otro año más solo será elección de mis pulmones. Y no mía.

Como aclaración, esto es lo nuevo. No confundas, no confundas como yo. Y ni se te ocurra responder.

26/3/14

Bufones

Ya hay alguien que sabe de qué hablo. Pero no me reconforta. Sigo igual, detrás de sueños inalcanzables y con miles de obligaciones de por medio.
¿Quién quiere lujos en el aire? ¿Quién está dispuesto a aguantar el presente por un futuro incierto?
Las pocas cosas que llenan la vida de una persona me han venido boca abajo. Han venido con el único e incesante motivo, reírse de mí. Reírse de mis incapacidades, reírse de mis inaptitudes, reírse del error que tuvieron al darme la vida.
Esto es lo que hay, nadie preguntó y este es el fatídico resultado. Estoy harta de soñar con un futuro sin lugar a dudas mejor. Un futuro lejos de aquí, lejos de todo, lejos de todos. Lejos de este mundo que me rodea y que tanta infelicidad me aporta. Lejos de cada una de las personas que lo componen, porque solo me recuerdan con sus caras y miradas contradictorias que alguien me puso aquí para reírse de mí. Para reírse de mi fracaso y de mi absurda mala suerte.

16/3/14

Recayendo

Ya no siento nada. Solo me cabrea perder el tiempo. Pero ya no hay ganas de llorar por impotencia o de luchar para seguir. No me apetece seguir por este camino porque ya no siento nada cuando doy un paso. Solo quiero recuperar mi tiempo.

Y me empieza a cabrear que te escondas en tu sombra, que no hables ni pidas ayuda. Me cabrea que no te dejes ayudar y que no escuches la realidad. Estoy harta de sufrir por tus inseguridades cuando la que debería estar rajándose soy yo. No puedo más. No puedo más contigo, con tus palabras, con tus historias inventadas.

Hubo un tiempo en el que la respuesta a esa pregunta era la que se esperaba, pero llegó tarde y solo pudo sorprenderme la lentitud con la que el mundo observa mis sentimientos. Me dejó algo confusa y exaltada, pero tiempo atrás me habría dejado muda.
Con esto solo quiero que sepas que ahora todo es diferente aunque ni tú, ni ella, ni el mundo sepáis por lo que pasé. De hecho ahora estoy en algo similar, pero más profundo e intenso. Con esto me refiero, evidentemente, a que es más doloroso.

Pero eso da igual. Todo da igual. Menos tu puñetera cabezonería. Tienes un problema y como sigas evitándolo llegará un día en el que te sentaré para gritarte a la cara que debes vivir para ser persona. Diré cosas que te dolerán, pero lo más triste es que te diré cosas que pienso. Y lo que ahora mismo pienso es que no comprendes qué es lo que se te viene encima.

15/3/14

Sobras

Quiero arrancarme la cabeza de cuajo,
quiero morir de un plumazo.
Si pudiera detendría el tiempo,
moriría justo en este momento.

Dejar de lado esos versos. No eres más que sangre derramada por unos extraños. Sonrisas dibujadas en rostros sin ojos. Sin ojos para ver lo que pasa. Como los nuestros. No veo el día en el que todo termine. Ese deseo de final, sin perdices, ni dramas. Sólo el final, el cierre de todo. El telón de Chaplin rojo y cálido, como la tela del peluche de tu infancia.

Dejé de dormir, dejé de pensar, dejé de comer, dejé de cuidarme, dejé de llorar, dejé de vivir. Lo dejé todo, menos el cuerpo desechado y descuidado que no deja de funcionar. Un cuerpo que insistía en retomar el rumbo, cuando la mente y el alma andaban por un mundo irreal y perfecto.

Al final dejé de sentir, por ti y por mí. Pero sobre todo por mí.

12/3/14

Perdona por mis respuestas, gracias por preguntar

Lo siento. Es mi única manera. Soy así.
Algo creó el mundo de una manera y luego puso en él a gente como yo. Gente en sitios equivocados y a horas equivocadas. 
Odio llevar esa cara, pero en días así no puedo fingir lo que no soy.
En días en los que la realidad me reafirma que este no es mi sitio. La belleza, la feminidad, el buen humor, el apoyo, las amistades. Todo queda reducido a la ceniza de la ceniza que es en realidad.
Desearía apalear mi cuerpo y desaparecer entre golpes. Desearía sentir de alguna manera hasta acabar con todo sin despedidas innecesarias.

Estoy cansada de echar de menos y llorar por algo que nunca he tenido. Estoy cansada de elegir siempre lo que debo y dejar lo que quiero para el día de mi muerte. Estoy cansada de firmar ante una familia que ayuda sin preguntar y que desaparece cuando se necesita ayuda. Estoy cansada de tener amigos a los que no soy capaz de hablar y en los que no soy capaz de confiar por culpa de esa estúpida infancia que me reprimió hasta crear esta caja de pandora que poco a poco se queda sin espacio.
Estoy harta de vivir en un mundo completamente diferente al mío. Un mundo que me desprecia y me acusa. Un mundo que me discrimina y se compadece de mí. Un mundo que desearía mi muerte antes que mi evidente y voluntaria decisión. 
Un mundo al que pertenezco y que me odia. Un mundo al que yo odio. Un odio que siempre acaba en mí. 

El problema es que todavía yo no acabo. Yo sigo respirando y aguantando. Sigo callando cosas que me enseñaron a callar. Sigo apoyando a mis cercanos sin dejar si quiera que ellos sepan qué ocurre.
Sigo poniendo la buena cara cuando lo único y urgente que deseo es hacer uso de mi billete a ese viaje sin retorno. Sin dejar carta de despedida. Porque nadie se la merece.

1/3/14

Tú eres quien decide tus pasos

¿Estás seguro de que quieres hacerlo? 
No soy quién para obligarte, pero te vas a perder mucho.
Es como si empezaras un libro y las primeras páginas solo fueran horror y depresión. Cansado y anhelando sonrisas lo cierras y lo arrinconas en un cajón. Pero ese libro tiene más, esto tiene más. 
Si continuas leyéndolo te sorprenderán historias de todo tipo. Sí, habrá tragedias y desesperación, pero también sonrisas y alegría. Habrá traiciones y sorpresas, favores y confesiones. Habrá de todo, pero no lo leerás si aquí te quedas.
Investiga, busca, y encontrarás cosas que podrías haber intuído y otras que no. Pero te aseguro que descubrirás cosas que nunca llegaste a pensar. Así que lánzate con hambre de saber y deja los prejuicios de las primeras páginas a un lado.
No todo es bueno, pero te aseguro que entre esas páginas hay al menos una frase que te hará pensar y sentir. Te transportará a donde siempre deseas ir y solo tendrás que leer un pequeño libro que relata historias nunca contadas.
Así que adelante, la puerta está ya abierta.