12/2/13

Retomando historias

Es extraño, porque es una mezcla de envidia, pena y añoranza. No sé quién dejó a quién y quiero pensar que fueron ambas partes.
Ahora te miro y dudo si lo nuestro fue real. Sin embargo, no puedo dejar de pensar cómo un año nos separó y sin embargo, hoy día sigues con la misma que te absorbe día a día. Si ella está, el mundo se vuelve secundario. Y no hablo de la sensación de estar enamorado, hablo de que literalmente el mundo se vuelve secundario. Puede ocurrir lo que sea, que ella será lo primero. 

Bueno, lo primero exceptuando los ligues que te hacen excusarte de tus estudios. Cada vez estoy más segura de que ella te absorbe por eso mismo. Por permitirte ser el mismo demonio delante de ella, por ser una persona tan permisiva que el hecho de quererte no busca tu bien mayor, sino tu satisfacción.

Pero si ahora te viera, creo que serías una extraña para mí. No sabría reconocerte bien, no sabría qué decir, no sabría si nuestra mutua compañía sería incómoda o no. Lo único que sé es que cada vez que te reconozco en una nueva foto siento pena y añoranza por todo lo que vivimos y que ahora ni siquiera recordamos. 

Y sí, he de reconocer que siento envidia de verte junto a personas cercanas a mí y ver que no soy yo la que sujeta la cámara. Mi verdadero problema es que deseo estar ahí, pero solo si eres tú misma y no producto de los caprichos de la inmadurez de una mala elección que nos hizo daño a las tres.